Adiós

adios

Huele a Septiembre.

He venido
a tu encuentro
pero queda solo
la templanza del minuto,
la cólera ardiendo…
si te pienso.
Porque es así,
porque siempre fue,
porque es inevitable hacerlo
y no gritar
desde dentro,
así, como te quiero.
Así, y anclarse
en alta mar
sujetando la herida,
mirando atrás.

Llega Septiembre
y un aire a despedida
no sabe cómo marchar.

Mj Sierra, #Septiembre
‘Vuelos Plumas al aire de ti’

Mar, loco perpetuo


Para olvidarme de por qué he venido,

de para qué he nacido, hemos nacido,

vengo a mirarte, mar, loco perpetuo.

(…)

Juan Ramón Jiménez

Te echo de menos, mar…

¿Qué tiene tu brisa que

enaltece sin errar

ni dañar nunca los límites

sobre la herrumbre de mi alma?

Vuelve pronto. Date prisa.

La rutina ha ordenado podarme las alas.

M. J. Sierra

No te pierdas

 

 

**

Si ves que no estoy

cuando vuelvas

búscame entre las vegas fértiles

de sueños

o en las mareas que adornan los océanos

donde al alba

seguro me encuentras.

**

Quizá me halles

perdida en aquel prado que

de tan verde

ahuyentó al camino

antes de señalarme los pasos precisos

para lograrte

virando, sin rumbo fijo.

**

Puede que tropieces conmigo

a tientas

mientras dibujo corazones

en cortezas de árboles marchitos

 – a sabiendas, me dejan herirlos

para sanar mi tristeza.

**

Pero no me busques cerca de la tierra,

ni entre las piedras ocultas en la arena

de aquella playa desnuda, extraña y vacía

que anoche al besarte, se volvió eterna.

M. J. Sierra,

!hace tanto ya!


Septiembre, caricia de sal

Desembocadura del Tajo  por ti.

Desembocadura del Tajo, Lisboa
Mj Sierra

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Leo despierta sobre tus ojos.

Apenas se me duerme la mirada

para perderse en un sueño

de gaviotas y agua salada.

En la distancia percibo los delirios

que acosan sin mesura tus vientos,

alando el espacio, el tiempo a deshora.

Sobrevivo

en el rescoldo estancado

de una brisa que acaricia cada paso

que conquisto sobre tu piel mojada.

Me impregno de tu olor,

de los días que pasan sin llegar

y abruman con silencios las palabras.

Mi pecho resbala sigiloso

por las sombras de tu espalda.

Dejo que me pintes

con la sal que alimenta tus deseos.

Cada instante se desliza hasta el final

en el barranco de mis temores y miedos

como dos gotas de agua sobre un cristal plano,

casi inmaculado, eclipsado por la luz

que despierta implacable mis sentidos.

Septiembre completa el espacio

que se ahueca en mis entrañas.

Afuera, la tormenta se desata.

M. J. Sierra